Tabancureños: Historias por Descubrir
hace 10 mesesEn esta primera entrega de Historias por descubrir, tuvimos el privilegio de conversar con Santiago Vial, un exalumno del Colegio Tabancura que ha demostrado que la perseverancia y el equilibrio son claves para triunfar. Santiago, ganador de los 100 metros planos en el campeonato nacional, nos lleva a través de su viaje como atleta, desde sus inicios en la academia del colegio hasta su destacada participación en competencias nacionales. Más allá de las medallas, esta historia revela los desafíos, aprendizajes y valores que ha cosechado a lo largo de los años.
¿Cómo y cuándo comenzó tu interés por el atletismo? ¿Siempre supiste que tenías talento para esto?
Mi interés por el atletismo empezó en tercero básico, con lo que en ese momento era la academia de atletismo. La verdad es que no me acuerdo el motivo puntual para comenzar a entrenar, pero me imagino que debe haber sido por tratar de imitar “a los más grandes”. Además, siempre me llamó la atención ser rápido.
Y no, si bien tuve algunos buenos resultados cuando chico, especialmente en quinto y sexto básico, me costó mucho destacar en este deporte. Entre séptimo básico y segundo medio estuve muy cerca de dejarlo, porque en verdad era muy malo. Desde que me pegué el estirón más o menos en tercero medio, me di cuenta de que tenía buena capacidad, y la mejoría fue muy rápida.
¿Hubo algún momento o competencia en el que te diste cuenta de que el atletismo era más que un hobby para ti?
A pesar de que con los años me lo he ido tomando más en serio, el atletismo nunca dejó de ser un hobby para mí. Uno, porque en Chile es prácticamente imposible ganar algo haciendo este deporte, por lo que la prioridad siempre ha sido mi carrera. Y dos, porque creo que, sin contar a los que se dedican profesionalmente, el deporte siempre tiene que ser una instancia de desconexión, aprendizaje y de pasarlo bien. Los peores momentos que pasé haciendo este deporte fueron cuando perdí el foco y empecé a ver el atletismo como una obligación, más que como un complemento a mi vida.
¿Qué pasa por tu mente cuando estás en la pista, justo antes de que suene la señal de partida?
La verdad es que no pasan muchas cosas por mi cabeza. Antes de la carrera, básicamente trato de sentir mi cuerpo y la adrenalina que me aporta la competencia. Cuando me voy a poner a los tacos, pienso en la cantidad de veces que he hecho lo mismo, y que no hay ningún motivo por el que ahora vaya a salir mal. Y ya puesto en los tacos, la mente se pone en blanco esperando el disparo.
¿Cuál ha sido el sacrificio más grande que has tenido que hacer para llegar hasta aquí?
No recuerdo un gran sacrificio puntual. Es más que nada sacrificios del día a día.
Cuando empecé a tener buenos resultados, como en tercer año universidad, dejé muchas cosas, principalmente panoramas con los amigos. Sacrifiqué mucho de mi vida personal, cosa de la que no estoy nada orgulloso. Mi visión en los últimos dos años ha sido más de que si no lo estás pasando bien haciendo deporte o estás sacrificando cosas excesivamente, no vale la pena. Creo que se puede tener un muy buen rendimiento, sin sacrificar otros ámbitos igual de importantes de la vida.
¿Alguna vez pensaste en abandonar el atletismo? ¿Qué te hizo seguir adelante en esos momentos?
Mil veces. En mi época escolar, antes de tercero medio fue mucho sacrificio. Ahí, lejos lo que más me motivó fue la tradición atlética del colegio, de la cual yo quería ser parte.
Después, en la universidad, cuando me di cuenta de que no me permitía hacer muchas cosas de mi vida universitaria, también pensé en dejarlo. Ahí lo que me hizo seguir adelante fue darme cuenta de que hay formas de tener muy buen rendimiento y, al mismo tiempo, llevar una vida personal sana. Además, obviamente me motivó la gran cantidad de amistades que tenía en la pista, los buenos recuerdos que tengo haciendo este deporte, y la infinidad de beneficios, tanto físicos como psicológicos, que tiene el entrenamiento.
¿Tienes algún recuerdo especial de alguien que te haya apoyado en los momentos más difíciles?
Sí, muchos. Especialmente en el colegio, que tuve muchas derrotas y lesiones importantes. Ahí mis papás tuvieron un rol clave, siempre dándome lo mejor para poder sacar adelante mis metas. Sin ellos no estaría donde estoy.
Además, especialmente en esos tiempos escolares, Marcelo Orellana, quien aún es el entrenador del colegio, fue una motivación muy importante. Hasta el día de hoy mantenemos una gran relación, y siempre le voy a estar agradecido por ayudarme a ser el que soy hoy.
Si pudieras volver atrás y hablar con el Santiago que recién comenzaba, ¿qué consejo le darías?
Le daría miles de consejos. A nivel de entrenamiento, le diría que es mucho más importante entrenar bien que entrenar duro. Cuidar el cuerpo de la sobrecarga es de las cosas más importantes que tiene que hacer un deportista.
Además, le diría que es clave mantener un equilibrio entre el deporte y los otros ámbitos de la vida. Si el deporte ocupa un espacio más grande de lo que merece, todo se desequilibra, e inevitablemente va a terminar afectando tu bienestar psicológico. Tarde o temprano. Y eso obviamente tiene repercusiones tanto deportivas como extradeportivas.
¿Cómo compatibilizas tu entrenamiento y tus estudios?
Hace ya dos años que tengo un método de entrenamiento bastante especial que me permite compatibilizar todo muy bien. Me gusta mucho la ciencia del deporte, y con la experiencia que he ganado entrenando, he podido armar un plan que involucra menos días de la semana. Básicamente, me enfoco en hacer lo fundamental de la mejor forma posible y mantener un estilo de vida sano. Esto me ha dado muy buenos resultados.
Además, siempre he sentido que el estudio me cunde más las semanas que hago deporte. Creo que me iría peor sin entrenar.
¿Qué les dirías a los exalumnos que abandonan el atletismo cuando terminan IV medio?
Yo les diría que le den una oportunidad al atletismo universitario y federado. Te abre un gran mundo.
Además, existe la visión de que uno no puede hacer nada si entrena atletismo. Pero, como lo decía antes, esto no es así. Si logran encontrar un equilibrio, les aseguraría que el atletismo no va a ser una carga, sino un gran complemento para tener una gran vida universitaria y sacar miles de aprendizajes para todo lo que hagan.
La trayectoria de Santiago Vial no solo es un ejemplo de dedicación al deporte, sino también una invitación a reflexionar sobre cómo encontrar el equilibrio entre nuestras pasiones y las demás áreas de la vida. Su historia nos inspira a mantenernos constantes, aprender de las derrotas y valorar el apoyo de quienes nos rodean. Si alguna vez dudaste de tus capacidades, recuerda las palabras de Santiago: "Entrena bien, no solo duro, y nunca dejes que una pasión desequilibre tu vida".